Saldré a sentarme en la terraza de mi casa,
hasta que mi vida corporal sea en esta tierra,
en toda noche y en cada una
a ver y admirar el cielo y firmamento,
a mirar con embeleso, a contemplar mi amada Luna,
bien y bueno sería para mi contemplación y mi contento,
si cada vez que la viera,
iluminada estuviera, llena, plena y saciada
y si no, yo, presuroso y d´ella enamorado,
hasta el cielo me subiera,
montado en la nube pasajera primera,
para colmarla con mis suspiros,
anhelos, sueños, abrazos y miradas...
que entrambos, hay guardados secretos,
de compartidos y florecidos ratos,
de mutuos declarados sentimientos,
de alegres primaveras, de cálidos veranos,
que ni yo comento d´estos
furtivos amores en mis cuentos,
que mi amada Luna no revelaría,
ni en la fase nueva ni en el día,
cuando ni la vemos,
ni en las faces llenas ni en sus rodadas...
qué son tantos los hombres,
que se llevan a la tumba,
muchas historias vividas,
ehhh, de sus umbras y penumbras
y que también las mujeres,
ufff, menos o más, de sus andadas.
Angel Ignacio Chacón Aquino
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