domingo, 10 de diciembre de 2017

UNA VIDA DE OBRAS


Una vida de tropiezos,
un camino de piedras gastadas.
La esperanza de un aderezo,
que dé sabor, a una sonrisa dada.

Levantemos esas cabezas,
olvidemos tristezas de la nada.
Pues un día es maleza,
y otro, un árbol en la explanada.

Que nada ya nos atormente,
la felicidad se esconde soñada.
Sólo hay que abrir la mente,
y descansar, para ver su mirada.

Un vida es suspiro que llega,
y de pronto, se aleja olvidada.
Pero el polvo que se apega,
es polvo, de una carne elevada.

Vivamos entre los huertos,
sembremos la cosecha regalada.
Pues renacen los muertos,
de la creación nunca enterrada.

Existir es la simiente,
la alegría de una obra admirada.
Que ese libre recipiente,
siga brotando en labios besada.


Ricardo Campos Urbaneja

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