En la roca fulgurante de sol
una sombra traduce la silueta
de la garza empinada.
No le fue suficiente
en el árbol el nido,
ni a sus patas el verde.
Una bala confunde su destino
y la garza interroga con el cuello
a la gota de sangre.
Ya son rojas las alas…
en la roca se incrusta
una pluma sin vuelo.
BLANCA HELENA MUÑOZ DE ESCOBAR -Colombia-
Publicado en Luz cultural
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