A Julio Jorge Nelson
¿Qué mayor desaventura
pudo ser
que veros para no os ver?
Vizconde de Altamira
Gardel
subía a su automóvil,
Gardel
abrázaba a un amigo;
Gardel
del pásado que añoro
y creo,
ca-
da vez que lo digo.
No sé
si el auto se detuvo,
no sé
si al a-
migo lo quiso;
no sé, no vi moverse al auto
y el gesto, el gesto era impreciso.
Gardel
mostró un zapato nuevo,
el otro
tal vez fuera un residuo,
no sé,
porque cuando lo evoco,
la niebla
se extiende en el camino.
Mejor, si nunca lo vi entero,
mejor, si no alcancé al amigo,
mejor, si el día era nublado,
mejor, son cosas del destino.
Gardel
salía de una farra,
se oyó
sonar un estampido,
no sé
si fue cosa de faldas,
no sé
quién era el compadrito.
Sí sé
que él no murió en Colombia,
que el fuego
de pronto quedó fijo,
Gardel, Gardel ya era una foto,
igual que cuando estaba vivo.
Mejor, si no murió de viejo,
mejor, si nunca tuvo hijos,
mejor, si no acabó la frase,
mejor, si nunca me la dijo.
La vieja, no sé si era francesa,
el viejo, no sé si era un milico,
Gardel, no sé si era uruguayo,
el tango, no sé si es argentino.
Del libro “Figuración de Gabino Betinotti” de
Oscar Steimberg -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti
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