domingo, 27 de noviembre de 2016

POEMAS DE LOS NOMBRES


No voy al templo
no tengo manto ni Kipá,
no celebro el sábado
no leo la Torah
y el Kadish no sé decir.
ni ayuno en Iom Kipur.
Nada sé de los días de guardar
y Pesaj
sólo es
un recuerdo de pan ácimo,
hierbas amargas,
dulce
y una dulce canción que no olvido por lo dulce.
Pero
tengo un apellido judío de cuatro letras
cuatro abuelos judíos
ocho bisabuelos
y así
hasta el principio de lo que soy;
soy Jacobo hermano de Isaac;
hijo de María y Salomón,
hijos de Raquel y Jacobo
de Rebecca y de Isaac;
mi hija se llama María, mi nieto David.
¿Lo que hay detrás de estos nombres podrán comprender?
Verán
miré debajo de mi piel blanca y un negro vi
y miré más todavía y vi un amarillo,
un árabe,
un abisinio,
un indostano vi y errante me vi;
me he soñado en la vieja Sefarad
y he partido,
recorrido
una y otra vez los mares
y negros naufragios tuve
en cada tempestad de adioses;
Vagabundo en todas partes,
llevo dentro de mí
la memoria de mi abuelo Isaac
y veo,
con sus ojos veo las callejuelas de Estambul.
En cada puerto con él dejé lágrimas
que no secan todavía,
y pude ser boticario,
viajante de telas, vendedor de loterías,
borracho en Tánger,
contador de cuentos en Grecia,
un apartado en Sudáfrica,
partisano en Italia o médico en París.
O pude ser,
un número en mi brazo
moviéndose hacia los campos del gas.
Y si me ven cantar
bailar o beber con fuerza
brindar por la vida
que estalla aquí, allá y más allá,
mírenme muy bien dentro de los ojos
y verán escondida una tristeza.
Sólo soy un hombre
que cuando se canse morirá
para ser luego
un poco de memoria
buscando un lugar en la tarde.
Y si voy a ser un recuerdo,
al ver la estrella vespertina
recuérdenme,
como aquel judío que quería escribir poemas.

CARLOS LEVY -Argentina-
Publicado en Gaceta Virtual 117

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