Cuando volvía al pueblo, sobre el sendero, entre el polvo y la noche cayó un lucero.
Yo no quise tomarlo porque sabía que en el verso los astros palidecían.
No toquéis al lucero que se ha dormido sobre el polvo, de noche, camino al río.
Irma Cuña
Publicado en la revista LaMásMédula
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