Eres el símbolo de la fortaleza, no importa si a veces eres un niño arrebatando ternura, o si la inmisericordia o el dolor te hacen llorar, no importa si deshojas una flor ante un furtivo amor, o si te has quebrado ante la injusticia.
Es él o tú, a quien amamos y a veces olvidamos, eres tú el mejor recuerdo, nuestra mejor aventura, a quien abrazamos, el que encanta, el deseoso del mundo.
De ti nace el amor, contigo se edifica un país, en ti habitan las grandes maravillas del mundo, entorno a ti se erigen monumentos, no importa quien seas, no importa tu iglesia, no importa tu cultura.
Nosotras te llamamos amor, el adonis, el que inventamos: sueño, fantasías, fuego, pasión, el que se acuesta en nuestra almohada, y nos hace viajar en una nube en ficticia utopía.
Nuestro amanecer, nuestro día.
El que se aleja y regresa, el que se queda en nuestro otoño.
El que nos hace girar y girar, avanzar, luchar, el que nos hace mujer, amante, esposa, niña, el del la mano dadivosa generosa.
El que lucha por su patria, su hogar, su bandera, su filosofía.
Él tiene la piel y los ojos del mejor color, es el mejor amor.
Hombre amigo, padre, hermano, esposo, niño.
Aunque nos hagan llorar o rabiar.
Miryáam Edith Morebelt
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