lunes, 21 de noviembre de 2016

ESCULTURA


Llegaste sinuosamente  como se acercan los ríos al mar,
arrastrándote hacia mi cuerpo de adolescente imberbe.

Aquella noche te entregaste asustada, casi inexperta,
estremeciéndote entre lágrimas,
temblando llorabas y te dolías.

Yo te esculpí esa vez como el barro,
moldeándote de relámpagos y de orgasmos encadenados,
pintando tu sedosa piel con gamas y fulgores de arco iris.

Pude hacerte toda de nuevo.
Una y otra vez hasta cansarme.

Recrearte como una Venus de coral y fósiles
sumergida en el abismo de la pasión.

Sucedieron más noches serenas y limpias
esculpiéndonos mutuamente...

Josep Esteve Rico Sogorb -Elche-

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