sábado, 22 de octubre de 2016

UN 26 DE NOVIEMBRE...


Delirabas, me dijeron, y en cada frase sin sentido o en palabras inconexas se deslizaba tu nombre; no me extraña: está en mis sueños.
En nuestra casa, hace un racimo de años, plantamos con cariño un árbol: una higuera que nos regalaba sus higos dulces y frescos como tu mirada. A través de los años llegó a ser frondoso con un alegre y sano verde, con el cuidado y riego que yo le prodigaba.
Desde la ventana admirábamos lo esbelto y sano de su tronco, de sus ramas… y para mis adentros yo pensaba “igual al crecimiento de los hijos, de nuestros hijos”.
Una mañana cruel, qué ironía, un 26 (nuestro día fue en Noviembre), nos abandonaste.
Dias después, una tarde, miré por la ventana y la querida higuera estaba despojada de hojas, ni una sola, ramas desnudas solamente, un esqueleto de árbol, sin vida.

Adolfo Chammah
Publicado en Literarte 88

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