A mi amigo y hermano Doctor Heriberto Arcila Herrera
Hoy llena la primavera de caminos y la noche de cantos…
A.H.G.A.
Aunque siga acertando a ser Hiram
y no el héroe o la inocencia que debiera,
mi corazón fue mordido por los ángeles
y alguno que otro detractor de la esperanza.
Hoy me sentí cadáver
y comencé a preocuparme seriamente.
Antes me burlaba de mi propia tragedia
la creía humana y hasta lógica.
Hoy me asusta su grandeza,
a casi ocho décadas de herrumbre
y desconcierto.
Pero quiéranlo o no
los grillos siguen musicando
el corazón que fue mío mientras duró
su evidencia de corazón irremplazable.
Luego principió a perderse
a subsistir de la consulta clínica,
el control arterial, su frecuencia
del latir ancestral que a veces cansa
y ahora ya nadie sabe decir de que oreja humana
sigue virgen,
ni en que silbido hizo con la nostalgia
una escalera azul.
Hay escaramuzas que nadie puede prohibirle
a un corazón mutilado,
que sabe amar la intrascendencia
en el momento exacto de la melancolía.
Ah, si las estrellas me oyeran,
Cupido y Eros vendrían, con otra flecha.
En las descargas de su vientre:
Sólo cuando me besa soy un hombre público.
Mi corazón sigue mordido por los ángeles.
Alfonso Hiram García Acosta -México-
Publicado en Estrellas poéticas 61
No hay comentarios:
Publicar un comentario