viernes, 28 de octubre de 2016

POSIBLEMENTE LA LIBERTAD


Posiblemente la libertad esté sobrevalorada. Posiblemente se haya desarrollado a su alrededor un exceso de acepciones, una grasa o cebo semántico. La libertad debería entenderse como antítesis de cautividad y como carencia de ataduras, dependencias u obligaciones impuestas; pero nunca como antónimo de vínculo, responsabilidad, compromiso o deuda. De estos, la libertad es pareja, no opuesto.

¿Qué es antes la libertad o aprender a priorizar, relativizar, respetar y evaluar?

Queremos ser libres a toda costa. ¿Pero libres de qué? ¿Libres de impuestos, de obligaciones, de análisis? Libres de todo, libres siempre. El “porque a mí me da la gana” de toda la vida. El “porque me sale de”. Libertad como sinónimo de potencia, virilidad, testosterona, poderío, dominio. Soy libre y te vas a enterar. Libres de disponer de lo que veas. Libres de aplastar a quien te plazca.

Posiblemente la libertad debería ser el uso del libre albedrío, es decir, la capacidad de elegir la opción mejor entre todas aquellas que te corresponden. Porque la libertad es en sí misma un derecho que corresponde al ámbito personal, pero no implica el permiso para escaquearse, inhibirse, agredir, incumplir o dejar a deber. Esa libertad bien entendida sí daría felicidad, ligereza, plenitud, equilibrio orgánico. A uno y a otro. Puede que a todos.

En entender, asimilar, asumir y aplicar el concepto justo de Libertad reside la cualidad de una democracia. Posiblemente.

Ángela Mallén
Publicado en Agitadoras revista cultural 54

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