viernes, 21 de octubre de 2016

ESPERANDO UN TREN


Hemos pasado la vida esperando un tren
Cada mañana vamos a la estación
con banderas y flores y allí nos estamos
hasta que la noche consciente
que las palmas y las nubes
se hagan un mismo mar de oscuridad

Esperamos un tren, nos dijeron nuestros padres
Esperamos un tren, les contestamos a nuestros hijos
cuando nos miran, con estupor u odio,
saltar por años entre rieles, disponer la música,
engalanar el anden con humildes plantas del país

Al principio recibíamos noticias de su paso
por ciudades y pueblos de enigmáticos nombres,
pero hoy solo queda la costumbre de atisbar,
la idea lejana de que nuestra vida se reduce
a esperar un tren, el que nos llevará
hacia conocidos parajes
donde mujeres cansadas, hombres taciturnos
y niños con ojos disminuidos por el sueño

aguardan un tren para marchar hacia otra estación
en la que otros esperan por viajar,
con idénticos rostros y ademanes a los nuestros

Del libro "Un perro en la casa del amor" de Alex Flites -Venezuela-
Publicado en Estación Quilmes

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