martes, 28 de abril de 2015

A UN ÁRBOL INCENDIADO EN EZEIZA


En el suelo ya flores
y hojas son los días
como el amor descuidado
por un alma salvaje

las llamas son pájaros que susurran en sus ramas
y mariposas hambrientas volando cada chispa

el mundo con ser tan grande
entero cabe en el incendio
se disuelve en el aire
se convierte en lo acre del perfume
mientras que un rostro se enciende

en lo encendido
abre sus ojos y nos mira

no entrará en la noche
sin llevarse algo de nosotros
y como en un sacrificio antiguo
el que enciende el fuego por la tarde
es lo que humea al alba todavía

qué veloz es su bala que nos atraviesa
hasta llegar a la primera juventud y sigue
para matar al niño que se nos parecía

Luis Benítez -Argentina-
Publicado en el Suplemento de Realidades y Ficciones 64

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