Tras meditarlo él elige un canario en la pajarería y se lo lleva a ella en una jaula como si le ofreciera su propia independencia.
–¿Canta? –pregunta ella
–Solo si recibe su ración diaria de sol, alpiste y juegos.
–Es muy hermoso, gracias –dice ella
–De nada –dice él sin poder apartar sus ojos.
Escrito en el Café de Ruiz / Barrio de Maravillas, Madrid, 22 de Enero, 2015.
Francisco Garzón Céspedes (Cuba/España) e Inés Martínez Llanos (España)
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