jueves, 17 de enero de 2013

RECUERDOS


Era siempre el comienzo
el mar,
las sedas leves, desplegadas.
Un pequeño cordel de nata y aires
amarraba a las olas las pestañas.
En tus labios de espuma
los náufragos pescaban oropéndolas.
Solo una débil voz
pronosticaba los octubres
cuando las hojas caen de tibieza
Ay qué lejos morían las ballenas,
qué mar tenía llama de palabras.
Y yo bordaba en blanco el manto de la noche,
pegaba recortes de Miró por la antesala,
relinchaban caballos en mi copa de vino
y me llevaba el nombre de tus trenzas.

Adolfo Burriel Borgue. España
Publicado en la revista Oriflama 21


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