jueves, 31 de enero de 2013

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA


Son, sin duda, tiempos para el ahorro. Y en esto, en rentabilizar al máximo, los escritores somos expertos. Por eso yo sigo rescatando escombros de la basura, de esa que tiré en un pasado ya lejano. No para aferrarme a ellos con insensata y mortífera añoranza, sino para reciclar y fabricarles un presente digno. Tal vez incluso, un futuro útil para otros. Yo ya no los quiero ni los odio por lo que fueron; me limito a apreciarlos y mostrarles gratitud por lo que son, por aquello en lo que se han convertido. Dentro y fuera de la literatura; fuera y dentro de mi vida.
Para que el cuento tenga futuro, hay que pasar página. Para avanzar hay que deshacerse del equipaje que nos retrasa. Sin duda son tiempos para el ahorro, pero aun así hay que aprender a tirar lastre: a discernir lo que conviene conservar y lo que no.
En muchas culturas los trastos viejos se arrojan fuera de casa o se queman coincidiendo con el comienzo del nuevo año. Simbolizando de este modo la catarsis de una nueva vida. Os invito a poner en práctica este sano ritual. Nunca es tarde: cualquier momento se revela, en realidad, bueno.

JUBILEO (FINAL DE TRAYECTO)
La mar, insaciable, llama. El astro acude abatido, fingiendo una pasión olvidada. Un día tras otro, el mismo cruel juego. Así hasta el final de los tiempos…
     La penitente mira al horizonte y se ve dentro de algunos años: el cabello prematuramente blanco y demasiadas arrugas para su edad. Comprende que no hay nada más allá: ha llegado a Finisterre, el non plus ultra. Sus pasos, voluntaria o inconscientemente, la han conducido a la Costa de la Muerte.
     El agua está muy fría. A su alrededor flotan objetos cotidianos, restos de otros naufragios. Aterrorizada ante la nueva experiencia que supone nadar en mar abierto, en un acto reflejo, se aferraría a la cama de matrimonio que a duras penas flota… Aunque la sabe podrida por el maltrato y el abandono. Inútil intentar restaurarla.
     Del mar renace una mujer, libre del polvo acumulado en el camino. Entre sus dedos, el viejo certificado se deshace en regueros de tinta. Ella, que no busca venganza sino una nueva vida, consuela su negro llanto.

Salomé Guadalupe Ingelmo
Premio Internacional de Cuento Hiperbreve “Garzón Céspedes” 2012
Publicado en el blog hervasencuatrosaltos

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