miércoles, 30 de enero de 2013

EL ECO DE LA LLUVIA


Ángel vivía en la indigencia de la ciudad.
Fue hallado muerto en un contenedor del papel.
Llevaba consigo miles de hojas escritas por su puño y letra.
Desde entonces su nombre, como un remolino de dudas, circula en-tre los más pobres de la ciudad.
¿A quién legó su inmensa fortuna de palabras? Nadie lo sabe.
Había narrado, en bares y tabernas, las más fantásticas historias de amor jamás contadas, alegrando y entristeciendo a más de uno.
Su tumba, olvidada en la necrópolis de los cien mil nombres, ahora sólo recibe el eco de la lluvia como su único réquiem eterno.

Del libro Cuentos Iberoamericanos de LUIS ALBERTO PORTUGAL DURÁN (Bolivia)
Publicado en Los Cuadernos de las Gaviotas

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