jueves, 17 de enero de 2013

FIN DE TEMPORADA


Mientras pasa una y otra vez una toalla por su pelo mojado, ella le pregunta: “¿vendrán pronto?” Y él
pone los ojos en blanco, se muerde el labio y respira hondo antes de responder: “Por supuesto, antes de lo que esperas”. “Los echo de menos”, susurra ella. “Como todos, mi amor, como todos. Por cierto, tu pelo ya está seco”. En el pasillo, las niñas se abalanzan sobre sus piernas y de entre sus rizos surge una pregunta: “¿Cuánto falta?”. Las aparta con delicadeza mientras contesta “Poco, ya casi están aquí. Ahora, id con vuestros padres”. Y ellas se dan la vuelta y escapan corriendo hacia alguna parte, un torbellino de rizos y vestidos azules. En el bar, una multitud de rostros grises, sedientos, lo asaltan con sus preguntas: ¿quiénes son? ¿cuántos vienen?
Ocupa su lugar tras la barra, coloca sus manos detrás de la espalda y responde a cada pregunta con voz
tranquila, paciente, su serenidad es como un claro de luz en mitad de una tormenta. Pero hay tantos…
Cuando termina la jornada, cierra el salón, se sienta en una mecedora y mira fotos de gente muerta. De
alguna parte, llega el aire de la madrugada, fresco y húmedo, lo olfatea como un lobo, huele a invierno y madera quemada. Y eso le hace sonreír por primera vez en todo el día. Mientras, en habitaciones desoladas, los fantasmas apoyan sus frentes marchitas en los cristales de las ventanas, esperando, mirando con ojos hambrientos la carretera que lleva al hotel. Y en algún, lugar una mujer espera con su pelo eternamente húmedo.

Basado en la novela El Resplandor de Stephen KIng
David Calvo Sanz (España)
Publicado en la revista digital Minatura 123

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