domingo, 13 de enero de 2013

EL ADIÓS


Al partir serán estas mis últimas palabras: me voy, dejo mi amor detrás
Tagore

Descalzo atravesó la orilla mártir del mar,
comprendí su rito .
Me aparté unos pasos para permitirle
la intimidad exigida a su instante de recogimiento
Parecía un antiguo marino de Tarraco
susurrando plegarias a unos dioses
que ya ni recordaban
sus preces en la “mater lingua”.
Se ungió los pulsos, las sienes,
la frente, el pecho…
como una ablución ancestral, ignota
para los no iniciados .

Rozó guijarros negros,
como el que acaricia los cabellos
azabaches de un niño dormido.
Volvió su rostro con un extraño rictus de tristeza,
un dolor avecinado que entonces no supe comprender .
Ahora sé cual era su lacería,
su terrible punzada y su lágrima secreta :
lloraba por dejarme allí, a su pobre gaviota,
extraviada entre el vaho de la niebla,
sabiendo que nunca acertaría la ruta de regreso¡.

Del libro ES UN CRIMEN TALAR EL ALMENDRO FLORECIDO de MARÍA TERESA BRAVO BAÑÓN -España-
Publicado en La Biblioteca


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