viernes, 11 de enero de 2013

AHÍ

Ahí, junto a la ventana,
suena un reloj, 
un reloj pequeño
que cuelga del cuello
de un hombre cansado,
de un hombre que huye del tiempo
y que no oye las horas
que el reloj le marca.

Ahí, junto a la puerta,
se ha sentado un hombre
esperando que suene el reloj
que cuelga de su cuello
pero que no oirá la hora
que el reloj le marcará.

Ahí, junto al banco,
ha caído el hombre
que no oyó que el reloj
que de su cuello colgaba
le marcaba su última hora.

JOSÉ LUIS RUBIO

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