Un aire inexplicable
nos hace andar por el aire puro
nuestros ojos de siempre
por primera vez
ven hasta el otro lado del mundo
la quietud del corazón
es una estación que nos faltaba
y deja en la boca el gusto
ecuánime de todas las estaciones
llueve y es como si lloviera
para nosotros
el pájaro en el hilo telefónico
la vecina que barre, el ciclista,
los árboles de la mañana
cantan para nosotros:
la alegría.
Néstor Mux -Argentina- De "Disculpas del irascible"
Publicado en la revista Estación Quilmes
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