martes, 31 de julio de 2018

EN EL RÍO DE UN SUEÑO


Había un río, yo me bañaba en él, cosa que nunca hago. Estaba desnudo. Un pez empezó a circunvalarme las piernas. Se me iba acercando, eso me excitó. De repente su boca me chupaba el pene. Me dejé sorber. Lo atrapé después por la cabeza y lo saqué del agua. Tenía, diminuta, tu cabeza; pero seguía siendo pez. Después encontré a dos hijos nuestros jugando en la orilla, y tú los cuidabas. Al final los amamantaste, uno en cada teta. Al terminar, los pusiste en el agua y se fueron nadando para no volver. Y yo miraba, triste. Me desperté llorando. Pero también eso era parte del sueño. Y cuando realmente estuve lúcido a la mañana siguiente, supe que los niños eran reales, nuestros, y se habían ido para siempre. Como nuestro amor de antes. Pero al mismo tiempo entendí que el amor de ahora era el verdadero. Lo supe porque estabas en la cama, a mi lado y, muy sonreída, me mirabas. Ahora con cara de pez y cuerpo de mujer divina.

Enrique Jaramillo Levi -Panamá-
Publicado en Suplemento de Realidades y ficciones 77

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