Ofertas
Capto aroma y sabor a diosa griega
bajo los blandos pliegues de la blusa,
mujer que, provocada, no rehusa,
y si, enfrentada a indecisión, se entrega.
Tu Olimpo está en la tierra, y a él se llega
por cien puertas abiertas. La difusa
luz del atardecer, décima musa,
la intensa magia de tu piel despliega.
La observo en sus ofrendas temblorosas,
no de aprensión ni miedo, que las diosas
libremente se dan o se apoderan;
tiemblan por el solaz anticipado;
y no he de ser amante amilanado,
pues sus ofertas de placer no esperan.
Alma invernal
Es un alma invernal, sin residencia.
Ni bohemia ni ausente: Desolada.
Ha nevado en su adentro, y está helada,
techo y muros en triste decadencia.
Reconoce el estado de emergencia,
a su propia tristeza confinada,
y arrastra sin vigor, frágil, cansada,
los días y las noches. Son su herencia
calles pletóricas que ve vacías,
coplas de amor que suenan hoy sombrías,
bellos paisajes faltos de color.
Es un alma invernal, cuya ceguera
no llega a sospechar la primavera
que se presagia en el almendro en flor.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO
Los Angeles, 8 de abril de 2011
jueves, 14 de julio de 2011
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