VESTALA UN ÓLEO DE JUAN BRENES
Llora la virginal vestal,
llora por la libertad perdida,
llora su inmensa soledad,
en los silenciosos habitáculos
del frío templo de Vesta,
que poco a poco lam envuelve,
la posee, la hace suya,
despojándola de sus ideas,
dejándola sin sentimientos,
inhabilitándola para el amor.
Llora la virginal vestal,
apoyando su hermosa frente,
apoyando todo su cuerpo,
que cubre una blanca túnica,
que se ajusta a su estilizada figura,
dejando al descubierto
unos inmaculados y perfectos hombros
y una huesuda espalda,
sobre un árbol quizás milenario
cuyo duro tronco llena
todo el lienzo de un diluido color ocre.
JOSÉ LUIS RUBIO
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