ADIOS, ADIOS, ADIOS
Pues, ¿qué es la vida?, sino un constante adiós.
Adiós le dije al vientre de mi madre
y ya venía mi alma de otro adiós
y herida de tristeza por los aires.
Mi infancia fue un adiós sobre un adiós
y, entre alas de adioses suspirantes,
llegué a mi adolescencia urdiendo adioses
con rojas despedidas en la sangre.
Mi adolescencia fue un rabioso adiós
y, vestido de adioses desgarrantes,
llegué a la vida adulta y, entre adioses,
mi vida fue un adiós hondo y constante.
Viejo de adioses fui llorando adioses
por mi mirada envuelta en soledades
y de distancias y de adioses roto
me encontré con mi muerte alucinante.
Era el adiós de Dios ya sin adiós
uniendo mis adioses mendicantes
en el adiós rotundo del misterio,
donde todos los tiempos son iguales.
JUAN CERVERA SANCHIS -México-
Revista poética Azahar, nº 133
Hace 7 horas
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