miércoles, 20 de julio de 2011

POEMA



MOVIDA POR EL VIENTO
A UN ÓLEO DE INÉS GAMIR

Arena, minúsculos granos,
que esperan la refrescante caricia
de unas olas que están ausentes
y las huellas de tus pies
que destruyan su compacta configuración.

Arena, abundante, dorada,
con un brillo de estrella,
de una playa desierta,
se posesiona de tu lienzo
al que un viento iracundo,
seco y a veces destructor,
el casi siempre omnipotente Levante,
que el ojo no percibe,
pero el cuerpo siente,
ha movido formando
agrestes y sinuosos montículos.

JOSÉ LUIS RUBIO

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