MUÑECA DE PORCELANAA un óleo de Dieto Derichs
Tus brillantes ojos no ven
porque son de blanco marfil;
tu boca no emite ninguna palabra
porque tus labios están sellados;
tus oídos no oyen el caer del agua
en el patio de los naranjos;
tu nariz no huele el azahar;
tus pies no recorren los pasillos
de la sala de las columnas
y tus manos no abrazan
ni la columna ni el arco árabe
que están junto a ti
porque, tú, no tienes movimiento,
porque, tú, eres una muñeca de porcelana,
de la que emana toda, absolutamente
toda, la luz del cuadro,
que te envuelve y se enreda
en tu pelo negro adornado
con lazos multicolores.
JOSÉ LUIS RUBIO
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