Perdidos en ojos de niña
verdades del alma,
que marcan ayeres.
Hermosa niñez la que tuve.
¡Qué tiempos aquellos!
¿Cuánto diera?
Por regresar las manillas
del tiempo, por respirar ternura de los que de verdad me amaron,
mis progenitores.
Escuchar la voz de mi madre con esa dulzura
que solo ella...
que solo ella tenía.
¡Amores eternos,
pedazo de cielo!
Que el tiempo cruel
margina, marchita
como una rosa
que aún guarda su perfume pero sus espinas sangran.
Sangran al mirar como
se esfuman los años igual que arena en el viento.
Amar lo que ya no existe
solo queda aquel viejo,
reloj para atormentar
mis horas.
Obligando abrir mis ojos aceptar que vendrá esa avalancha, que borrará mis recuerdos.
Para ser una hoja seca,
quizás olvidada.
¿Quizás me recuerden?
En algún poema,
que escribí de amor, esperanza, de vida,
de muerte.
Soñando despierta, soñando dormida.
Gina Fatima Mira Coloma -Ecuador-
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