Las palabras con el viento
se van, con la buena tinta
las fija en papel Jacinta
y para lograr un cuento.
Que tenga siempre contento
al personal del teatro
que son algo más de cuatro
esperando en las butacas
que salga con sus maracas
se han juntado veinticuatro.
Las palabras con el viento
vuelan, son como las aves
y que emigran sin las llaves
y sin buscar aposento.
Pues encuentra su argumento
escondido en el cerebro
en las aguas del río Ebro
en la clemencia divina
entre las piernas de Nina
haciendo a la vida un quiebro.
Alguna vez la dureza
esperando en la ventana
escuchar esa campana
quedó sin naturaleza.
Por un dolor de cabeza
y triste, sola, amargada
pues busca ser reemplazada
por la forma artesanal
que también llega al final
para dormir relajada.
Carlos Puchelar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario