Dios la depositó en el cofre de la vida,
delicadamente la diseñó como una perla,
y la llenó de gracia, de amor, sabiduría,
le dio la facultad de ser progenitora.
Así se recrea el Creador en ese vientre,
diseñando la vida allí con gran destreza,
dando colores, tersuras y con delicadeza,
coloca los musicales sonidos que a ella alegran.
Mujer, mujer, de barro, ejemplar, ¿dónde encontrarla?
es más valiosa que las piedras preciosas,
es fuente de bien para su esposo,
y sus hijos le llaman, bienaventurada.
Mujer, mujer virtuosa, así le llaman,
el sabio Salomón así le canta,
la describe y dibuja con sus galas,
barca incansable, que muy temprano
en la mañana, leva sus anclas desde el alba.
Mujer, preciosa joya, que extiende sus alas,
cubriendo a su esposo, a sus hijos,
ella canta, trae a la mesa las delicias,
que con amor y con sus manos les prepara.
Elevo mi canto a la mujer, que una mañana,
me vio salir de sus entrañas,
amamantó mi ser y allí en la cuna
me arrulló, me cuidó y se fue ya anciana.
Le canto a la mujer, que me acompaña,
a la esposa, la amiga, la hija, hermana,
le doy gracia a Dios que me regala
diariamente la dicha de exaltarla.
JOSÉ RUEDA ARDILA
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