Ha llegado el estreñimiento,
los atascos de las cañerías.
Con polvorones de pegamento,
y turrones, que se fortifican.
Bebemos sin ya miramientos,
se devora, y nunca se mastica.
Engordamos entre juramentos,
defecamos, poco y mal al día.
El exceso es nuestro sustento,
sin él, de Navidad qué sería.
Nos cebamos sin ver el cuerpo,
creyendo que se nos va, la vida.
Ha llegado el estreñimiento,
al que no ayuda, ni las pastillas.
Pues tenemos todo cemento,
en las insaciables barrigas.
Llegan los Reyes en mes de enero,
contemplan las vacilantes tripas.
Robustas y duras como acero,
que para aligerarse, suplican.
Acabamos con roscón todo esto,
con esa mágica monarquía.
Siendo reyes por un momento,
pagando corona, de propina.
Ha llegado el estreñimiento,
donde no ha existido la fibra.
Ni la fruta que en árbol tieso,
sus virtudes en él, se marchitan.
Dejemos a un lado el tormento,
probar la culinaria rutina.
Que ir al water, no sea un ruego,
si no, el máximo de la alegría.
Al fin, se han echado cimientos,
de unas navidades consumidas.
Donde el temor de ver al médico,
será siguiente pesadilla.
¡Menuda ruina!
Ricardo Campos Urbaneja -Hendaia-
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