¡Ah poder!...
¡Cuántas vidas cobras!.
Cuantas familias lloraron,
Cuando a inocentes niños mataron,
Para interrumpir
El designio supremo,
Del Padre que a
Su hijo Jesús envió,
Para ser entregado
En sacrificio por la
Redención de la humanidad.
Y... ÉL lo aceptaría con humildad
Hoy os digo:
Recordad la angustia,
Recordad el dolor,
De aquellos padres
Que a sus hijos perdieron
Y no festejéis con bromas
A tus amigos.
Recordad que el poder
Sigue sacrificando niños,
Matándoles de hambre,
Matándoles de enfermedad
Sin ninguna consideración.
Eso, eso hace a diario el poder
En mi país, no con espadas,
Lo hace con la despiadada corrupción
Jaime Enrique Otero Sáez (Colombia)
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