viernes, 14 de diciembre de 2018

CADA NUEVA ALBORADA


La tierra estaba desértica
parecía que nadie la habitaba,
desde un mundo perdido
oculto entre tinieblas,
una voz pasajera
en el viento llamaba,
pronunciando un nombre
con un son de nostalgia,
susurraba despacio
y más luego gritaba,
y, aunque desde lejos
se sumaron campanas,
al llamado anhelante
ya mas nadie escuchaba.
¡Oh!, dolor infinito
por la voz no encontrada,
por la ausencia de besos,
de gemir, de miradas.
¡Ay!, sufrir de esas almas…
Si pudiera contarles
a esa gente olvidada
que ya no sueña amor,
que ha quedado cerrada
al canto de las risa,
a la luz de las miradas,
y gritando con pena
en la noche estrellada,
van gimiendo sus almas
al no sentirse amadas.
Si pudiera decirles
que aún existe esperanza,
que mientras el corazón
mantenga su bonanza,
siempre habrá un mañana
que ilumine de sol
cada nueva alborada.

Alibel Lambert

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