La ruta, por la brumosa huella ávida de ensueños,
Los integrantes, los otros, todos, yo y mis miedos,
Cabalgamos sobre la ilusión como héroes cotidianos,
Tal cual Quijote, levántase la saga contra vientos.
En cada alborada renacen los propósitos,
El horizonte sin señales da reflejos de esperanza,
La ilusa faceta me entretiene con sus cánticos
Que sustraen del alma la virtud de la confianza
Las quiméricas paredes del espacio ilimitado,
Señalan figuras posibles en el extenso imaginario
Y mientras avanzamos en pos de fantásticas escenas,
Se derrochan las horas y los días del calendario.
El pobre cultiva su pobreza con llanto y con letargo,
El rico expone su riqueza a las hienas y leopardos,
Confundidos entran todos los pobres y los ricos
Al laberinto circular vicioso y sin destino
La verde panorámica del viaje programado,
Que llena el espíritu, que su riqueza ha plasmado
Espera con ansias a algún intelectual dotado,
Que sin castrar su dignidad, al pobre la mano le haya dado
Por el rosado caminar, ahora violentado y opacado
Se ve la paz babélica que trastorna, que perpleja
Y como el desgastado azul y el rojo como emblema
Otras cromáticas simbologías a ignorantes representan
En el tejido distractor elaborado con fibras ilícitas,
Descansa la incertidumbre aun sin luz ni paz
Y lleva consigo la convicción de falsos veredictos
En los que suelen confundirse el error con la verdad.
Francisco Horlandy Grimaldo
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