Qué bonito cuando hablan de tus virtudes, sin selo a veces; pero que te loan con espontaneidad sin prejuicio, qué bonito cuando saben que tú, brillas per se, por tus conocimientos, por tus acciones, por tus obras, por tus buenos pensamientos y por tu gran personalidad; qué bonito es cuando confían en ti, en tu sinceridad y franqueza, en tu lealtad, en la confianza que depositas en ellos, qué bonito cuando tu expresas tus conceptos del corazón sin ser resistidos, porque la razón generosa, está impregnado en tu ser, qué bonito es cuando te eligen como líder, porque saben de tu responsabilidad cabal y tu capacidad de conducir mentes abiertas y juicios sesgados a tu forma de pensar, qué bonito es enseñar con entusiasmo, si tu didáctica es comprensiva y amena, que bonito es expresar con magnanimidad tus emociones, siempre con la sencillez que caracteriza y ¡Qué bonito!, cuando estás enamorado de una hermosa soberana, que intuye los hermosos sentimientos a ella, se sienta complacida de tu compañía, de estar juntos como la alegría más sublime y que cada minuto disfruta con la gracia de su sonrisa destellante de ilusión.
¡QUÉ BONITO!, es charlar contigo y sentirse el emperador de su vida, sin óbice alguno, solo por la divina atracción de los ojos y la radiante gracia, que aflora como la corola rutilante de belleza.
Julio César Portella Medina -Perú-
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