martes, 3 de julio de 2018

LECCIÓN


Tras armar en retrospectiva, pieza a pieza, con la paciencia fría de un monje trapense, el complejo rompecabezas de su larga vida, el próspero empresario logró finalmente comprenderla en su conjunto, se arrepintió de buena parte de la frivolidad de lo vivido, y puso manos a la obra. Fue desarmando luego como mejor pudo lo experimentado, pero eso tampoco lo hizo feliz, porque comprendió que en realidad no se puede desandar impunemente lo andado. Por lo que vivió entonces sin pausa memorable, a la mayor velocidad posible, un ensamble impecable -sociales, eróticas, religiosas, filantrópicas, de viajes- de profundas vivencias sin fin. Esto, sin darse cuenta, condujo finalmente a su muerte súbita. Y es que la tensión in crescendo, como si en ello se le fuera la vida, no importa con qué fines o pretextos, no es nunca buena consejera, y a menudo el corazón más recio o más noble, como en este caso, lo reciente.

Enrique Jaramillo Levi -Panamá-
Publicado en Suplemento de Realidades y ficciones77

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