En mi distancia tu reguero amable,
por mucho que yo quiera, no se olvida
y el recordar aquel sueño convida
a la huella de un tono destacable.
Tu verdor parecía irreprochable,
espigada, graciosa en plena vida.
Sin apenas voz y un grito que anida...
ilusionante, tan guapa y amable.
Estaba en los papeles del destino,
que cruzaras mi calle sin prefijo,
para no quedar juntos ¡vaya tino!
Tanto reproche, no fue afecto fijo.
De ahí el quizás, no llega a ser “sino”
y así ninguno sufre lo que dijo.
Emilio Moreno
No hay comentarios:
Publicar un comentario