Entre lo que muestras
y yo imagino, corren dos ríos,
el Complacerte y el Esdivino.
Uno nace en mi huerto
el otro desemboca en tu placer
Confluyen en corrientes de delirios,
humedeciendo el follaje
de tu jardín prohibido,
que ardiente y húmedo,
nos da de comer
manjares de regocijo
cuando me sientes dentro,
cuando te quiebro lento
en la corriente salvaje
donde solemos enloquecer.
Guillermo Sánchez
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