No soy como antes,
pero mi orgullo persiste.
Por el colador de mis sufrimientos
hago pasar los odios y los enconos.
Entre caminos de rosales con aroma,
del perfume.
El mundo –un dardo agujero,
no puedo evitar las saetas.
Me muero cada día
y resucitada vuelvo a la vida...
Dobrina Nikolova Ortega
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