Las flores son bonitas
las silvestres, también las cultivadas
son como señoritas
tiernas y delicadas
agradables de piel terciopeladas.
Hoy tengo permitido
salir del cautiverio, libertad
sin ti vivo destruido
quiero la autoridad
de mi vida y vivir con dignidad.
Tú me llevaste al huerto
a ver como crecían los melones
en un campo desierto
y donde no hay fisgones
al descubierto vi tus intenciones.
Fue en la luna que admiré
la soledad que tanto yo buscaba
hondamente respiré
y cuando me alejaba
a mi nombre una voz lo pregonaba.
Carlos Puchelar
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