jueves, 22 de febrero de 2018

LA SEMILLA DE SEDA


El gusano de seda
es  un artista
… y no lo sabe
¿Es por eso, su arte, menor?

Viajaba el poeta buscando versos
perfilando inquietudes en la oscuridad
extendía las manos muy hacia adentro
moviendo la espada de la soledad
intentaba
la conjugación del número complejo
el inaudible sonido dentro del cajón
en cuyos verbos elementales y quebradizos
despertaría la inspiración
¡Insistía! pero no hallaba…
una anoréxica y escuela revelación
había sepultado los caminos iluminados
cegado
¡Deambulaba sin encontrar!
la llave del cofre de los misterios
el pasadizo secreto a su corazón
asustado
¡Intuía que perdería la gran oportunidad!
escribirle con letras de zafiro
¡Su amada se había ido!
llevándose el cristal de la ilusión
¡Vagó horas sin reloj o medida!
angustiado
inspeccionó el regadío de los murmullos
el eco sin pistas de sus veredas

¡Temía tanto!
quedar obstruido dentro del vacío
navegando eternamente en la nada
… y ella ¡Jamás lo sabría!
¡Comenzó a temblar!
preguntándose qué podría hacer
¿Cómo se rescataría de tan infame naufragio?
pensó
quizás si encuentro un gusano de seda…
¡Tal vez la magia retornaría!
lo sembraría en el punto más álgido de la pradera
germinaría
como el árbol de los destellos
colmando de colores la estancia de sus mesetas
¡Tejería mantos y tapices!
brocados elocuente de palabra viva
bordaría metros de versos en el cenit
atándolos al Edén de los jardines rotos
¡Sí! ¡Sí! Germinaría…
¡Cuanto lo deseaba!
tocar ese imaginario cuerpo de gelatina
sumergirse completo
dentro del inquieto lago de su amarillenta inocencia
creando arte al ritmo de sus minúsculas
convulsiones
¡Poesías! Ese poema para ella…
¿Tejerías un manto de pergamino?
pequeño gigante de goma espuma
¿Pespuntearías túnicas de algodón sobre la inspiración?
con fuertes hilos color de Luna
¿Envolverías con tu tela la espalda de mi amada?
¡Hila! ¡Hila!
un hermoso tapiz plateado sobre su boca
construye un telar de océanos claros
sobre su inolvidable silueta de sirena
tejedor de sueños imposible
¡Cúbrela con la túnica de mi amor!
¡Borda! ¡Borda!
sin letras pequeñas en la esquinas
sin jirones de nailon o percalina
¡Solo lo que hilvane tu cuerpo de maravillas!
dibújala con cristales de agua clara
¡Háblale de mi destino!
que no será otro
que escribirle sonetos de plastilina
Lloraba
¡Suplicaba!
El cielo omnipresente
escuchó tan profundo lamento
sintió envidia al ser despreciado
– ¿Por qué no me pide a mí que todo lo puedo?
¿No soy el Dios del universo?
con ira
movió el complejo poder de sus dedos
abriendo mil agujeros de gusano en el firmamento
¡Tan negros! ¡Tan negros! ¡Tan negros!
pobló los huecos de densa oscuridad
colmando de espinas siniestras
las bellas puntas de las estrellas
¡El poeta ya no sentía!
deseando morir
¡No moría!
desesperado
¡Huyó a lar de los dragones!
caminó descalzo sobre las piedras encendidas
que habitan en la lava de sus ojos
sediento
bebió del caldo que frotaba la fugaz estela
en las míticas aletas de sus pupilas rojas
moribundo
destrozó todas palabras blancas
arañó el baúl las tristezas raídas
rompiendo la cerradura que escondían
el principio y el final
¡Ya había perdido allí!
entró
estaba regado de flores secas
lagos de sal
mares de lluvia sin rocío
temeroso
rompió la vasija del orgullo
desguazó la mirada del pastor
decapitando
el maniquí de grava que lo veía
limpió
las tinieblas que cubrían al espejo…
¡los dragones comenzaron a batir sus alas!
escupieron pedazo de tiempo
arrodillaron pesadillas
domesticaron las serpientes que latían
a la orilla del río de luz y nácar
¡El poeta se elevaba!
con aleteo prestado de mil pegasos
enfrentó al espejo
observó las cicatrices de Frankenstein
la perturbadora Sombra de Jung
aquel recuerdo…
¡Allí estaba su amada!
desnuda tal Venus de Milo
sedienta como el desierto del Sahara
¡Tan sola!
estaba de perfil
con la mirada fija en uno de sus rincones
¡Tan triste!
lloraba…
El poeta
comenzó a escribir
¡Los dragones ya no estaban!

Scarlet C

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