Se llama Daniel
Un hombre fiel
Siempre a su esposa
A la que considera hermosa.
Padecía una enfermedad
A parte de su vulnerabilidad
Pero él estaba a su lado
Pues era su amigo, su amado.
Tan solo la dejaba por pocos asuntos
Pues los gastos del hogar venían adjuntos
Le rezaba a San Judas Tadeo
Aun que le decía, a veces, el feo.
El santo le perdonaba
Por el mal trago que pasaba
Ante el creador intercedió
Pues fue quien los creó
Pidiendo la sanación de ella
Antes que encendiera su estrella
Ante lo que el creador se negó
Pues su camino se acabó.
Daniel se informó por desconocidos
De informes bienvenidos
El veneno de animales sanaría a Elena
Mientras se celebrase la noche buena.
Corrió a un hospital especializado
Para la sanación de su esposa
Había gente de todos los lados
Pero para él, ella era su diosa.
Informó de la enfermedad a los enfermeros
Y la hicieron pasar primero
Daniel no abandonaría ese hospital
Hasta que a su mujer
Le hubiesen extirpado el mal.
Iban rotando, Daniel, padres y suegros
Y cuando vieron el panorama negro
Una luz de esperanza
Brillo con templanza
Y mientras Daniel a San Judas Tadeo, rezaba
Su mujer al oído susurraba
Tu Elena está de vuelta
Si me quieres ver, date la vuelta.
El médico con una sonrisa
Se despidió diciendo “tengo prisa”
Atendiendo al siguiente
Como siempre al más urgente.
JAUME ALEGRE LASTERRA -Barcelona-
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