viernes, 15 de diciembre de 2017

SACRIFICIO


Si la historia no falla, vine al mundo en la mañana de carnaval, en que los poderosos
bombardearon nubes y fabricaron lluvia.
Era necesario revolcar en fango y ahogar al que el jurado
en elección transparente designara.

A Mauricio, niño de ocho años, e hijo de Doña Encarnación “la panadera”,
lo vistieron de angelito, sobre su endeble cuerpo recayó la elección del sacrificio,
y a dicho acto de barbarie, le dieron carácter “divino”.
Cuando la fiesta estallaba en el cielo centellones y la turba rugía,
cuentan que en ese mismo instante, mi Madre me parió.

Del libro En las cartas que leía la Bruja de OMILCAR CRUZ RESTREPO 

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