sábado, 16 de diciembre de 2017

INSOMNE


Ando perdido entre remolinos de tormentas,
todo lo que se va, perdura en el recuerdo,
angustiando los caminos y las revueltas
que la senda de la vida nos ha preparado,

y esos recuerdos perennes en las noches,
noches de insomne pesadilla a la luna,
donde los duendes afilan las hachas
y el sudor produce escarcha bajo la sábana,

muero cada noche recordando el dolor,
muero en cada una de las lágrimas
que en silencio recorren mi piel con helor
dejando surcos de hielo seco sin rimas,

me convierto en asesino dentro de los sueños,
asesino de una ilusión que mata el insomnio,
mientras mastico el denso aire y diseño
mil maneras de acabar este vil dominio,

ando perdido, si, perdido entre recuerdos,
y acuerdos de una realidad presa e insomne,
contemplado estrellas de brillos apagados,
y alguna luna roja por la sangre que aparece,

muero entre las tinieblas del recuerdo ausente,
deseando que la muerte viva en el amanecer,
que no se vaya, para volver a estar presente
en un ocaso en el fuego del infierno y arder,

arder, de nuevo arder, como cada noche insomne
pereciendo otra vez sin hallar algún consuelo
en la complacencia de dar muerte solemne
en esa pesadilla eterna de lunas sin duelo,

y matando la muerte con lanzas de fuego,
en la que ira y el dolor derraman lágrimas rojas,
en una lucha fútil en la que ni esperanza tengo,
mi piel se estremece encarcelada entre rejas,

algún día, alguna noche, acabará todo,
amanecerá sin mis lágrimas, y sin dolor
quedaré por siempre en un eterno recodo,
en el que luchar no es opción, sino hedor.

Insomne, morirá el poeta, bajo la luna roja.

ÁNGEL L. ALONSO

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