sábado, 16 de diciembre de 2017

GORRIONES


Cuando las últimas hojas
de este otoño tardío,
caen lentamente al suelo
empujadas por un viento,
ululante,despótico y cruel;
siendo  arrastradas
hasta los picecillos
de unos gorrioncillos,
ateridos de un cruel frío,
esponjándose las plumas,
saltando inquietos...
Justo ahora,comienza a llover
con unas gotas gruesas,
tenaces, persistentes.
Los gorriones vuelan,
el viento parece cesar
Las hojas navegan
por un charco desbordado,
creando regueros de agua
que se alejan...
Hay una quietud monótona,
intangible, delicada
que lo va envolviendo todo.
Incluso a nosotros.
¡Pobres espectadores!
En un segundo fugaz
de una belleza casi perfecta.
Mientras tanto, el cielo,
deja de verter agua.
Los gorriones vuelven
para refugiarse veloces
bajo las mesas y sillas
del café casi vacío.
Yo sigo la escena,
para intentar sin éxito,
atraparla, hacerla mía,
hacerla nuestra, vuestra.
Sobre este poema
de los últimos días
que otoño va consumiendo...
Entre gorriones que vuelan,
saltan van y vienen.
Y esta lluvia que lo lava todo
Y esta soledad de mesas vacías,
que lo envuelve todo...
Mientras las últimas hojas
se desprenden de los árboles.
Y yo trato inútilmente de atraparlas
en una blanca cuartilla.
Y me digo muy bajito a mi misma
"La belleza no se atrapa,
tan solo se contempla y se disfruta."
Y otra vez,vuelan los gorriones.

MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-

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