domingo, 10 de diciembre de 2017

DISCURSO DEL QUE SE LE AGOTÓ LA SED


Oye, mujer. Puedes saltar de júbilo. No creo ya ni en la poesía ni en la palabra.
Repleto de pasión anduve siempre, pero he caído en la insolvencia.
Ahora sí habitaré ese desierto sin oasis. Donde no hay vientos con los cuales luchar.
Ya mi esencia se ha evaporado.
Ahora no necesito ganar, ni perder, ni fracasar, ni aprender, ni escribir, ni borrar.
El hilo que me unía a ti y a todo lo demás, fue cortado de un chicotazo.
Por fin descanso.
Nunca más tendré que explicar,  responder o buscarle sentido al sinsentido.
Adiós a la lógica.
El sueño que inicio es un despertar que empieza.
Por fin soy libre y dueño de mí mismo.

Jaime Arturo Martínez Salgado.

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