Ahora que estamos equidistantes
con sombra y espacio, y inmensos océanos por en medio;
ahora que he madurado como la breva,
pienso despacio y analizo las barbaridades
que era todo aquello de la caza y tantos animales muertos...
Ahora que el mundo muda por enésima vez de expresión,
y sigue echando humo la impasible chimenea;
con su candil de lata, y sobre ella reposa,
la feroz escopeta -dormida, quieta- sin amenazar
con su negro cañón, a perdices, conejos y cornejas..
Ahora quizás en vez de cobrar alguna de estas
bellas piezas, yo al menos haría un hermoso poema;
y se lo dedicaría por igual al cazador y a la escopeta...
-no sé si los años me hicieron ver las cosas de otra manera-.
Antes era un muchacho loco y ahora ya mayor
soy un viejo aprendiz de poeta...
quizás maestro sin título de unos nietos
y una mamá sin hijos cocinera.
Ahora ya que me espera la muerte en cualquier
esquina de esas, veo las cosas de diferente manera;
la escopeta como un arma noble, durmiendo
sobre la chimenea y la bella perdiz
cantando en el monte tranquila junto a su pareja
y la enredadera sobre la más imponente higuera...
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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