Hay que ahuyentar los fantasmas
que caben sobre la destrucción
con un audaz y emocional hálito.
De la figuración de lo erigido
lo destruido tiene que desaparecer
para así construirse sin fallas.
Muchas almas en tantos edificios
se dislocaron al fraguarse la sombra
que embistió el remezón de muerte.
Las personas construyen relaciones
para luego acabar en sollozo
¿entonces por qué buscan perpetuarse?
Si los hijos sufren por un pilar caído
quedando coja sin resguardo y base
a la proyección de buenos vástagos.
Pero más que prepararse en lograrlo
para después así todo natural caiga
acusando manos impropias en hacerlo.
Los fantasmas recorren sin decoro
donde tenían la torre que topaba el cielo,
pero la opulencia los dejaron sin el tacto.
Los ambulantes atónitos observan
lo que fue en aquellos días majestuoso,
pero ven las bases que fueron tan endebles.
Recordemos ahora y sigamos
que todo renace y cambia
por lo tanto hay que reconstruir.
Fernando Zuñiga Fajardo
No hay comentarios:
Publicar un comentario