Emprendo un nuevo viaje, esos viajes los cuales pensé terminarían pronto, pero ahora empiezan a aumentar un poco más, esto me pone intranquila de nervios pues se que no están bien las cosas y aunque he, estado aprendiendo a vivir con ello aveces no es nada fácil, pues todo se va quedando detrás del camino.
Pero siempre presente en mi vida en mi vivir diario, tratando de que no afecte, unos días son entre lo que cabe normales pero otros son un infierno, ese infierno del cual quiero salir, una pesadilla de la cual quiero despertar, una vida la cual no puedo cambiar pero que debo aprender a que será mi compañera lo que resta de vida como si fuese mi propia sombra.
Noticias no buenas, desgastes físicos y a veces emocionales pero siempre con la mirada para adelante, porque la vida así es aceptando lo que venga o se vaya.
Caminando en esta larga travesía con sus altas y bajas, con sus pro y sus contras, a veces con la mirada fija hacia la nada y una que otra añoranza.
No creo en la casualidad ni en el destino simplemente en que todo así esta escrito, las cosas dicen que pasan por algo, tal vez así lo creía antes, pero ahora creo que solo DIOS es quien escribe nuestro camino y así debemos respetarlo y aceptarlo, porque solo él sabe lo que es mejor para nuestra vida y porque nos manda este tipo de cosas, que no se si llamarlas pruebas o castigos. Pero no creo que sean castigos simplemente así esta escrito en el libro.
Y de que serviría saberlo de todos modos no podemos borrar nada del libro de la vida, simplemente aceptarlo y seguir nuestro camino hasta que DIOS así nos lo tenga permitido.
Solo nos queda vivir y vivir bien lo mejor que podamos aprovechando a los seres queridos, dando gracias por el amanecer, el atardecer el anoche. Y poder observar la luna y ese gran ejército llamado firmamento de estrellas, escuchar el canto de los grillos, el revoloteo de las aves y hasta el eco del viento.
Vivamos lo que podamos, porque mañana no sabemos y el estar lamentándonos solo perdemos tiempo, pero también es válido porque aflora nuestros sentimientos y sensibiliza esa alma que nos seduce y nos deleita con lágrimas, esas que limpian desde adentro el corazón y lo profundo, pero después de eso retomamos más fuerza para seguir escribiendo este nuestro libro terrenal... porque ya tendremos tiempo para escribir nuestro libro espiritual.
Lucía García -México-
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