Puedes llamarte Tramontana,
puedes llevar un caracol entre tus manos
y dispensar el viento frío,
puedes ser padre de argonautas alados
y fecundar las yeguas andaluzas,
pero cierra su puerta el ermitaño
y no te deja entrar a su convite.
Ricardo Venegas
Publicado en Periódico de poesía 92
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